Educación emocional: Actividades para identificar las emociones
ACTIVIDADES PARA LA EDUCACIÓN EMOCIONAL
PARTE 1: APRENDIENDO A IDENTIFICAR LAS EMOCIONES
La educación emocional puede comenzar en los primeros meses de vida y continuar durante todo el ciclo vital. Durante una serie de post destinados al desarrollo de la inteligencia emocional de los niños, voy a proponeros actividades destinadas a ese fin. En este, hablaremos de la base de la educación emocional, el primer paso: la identificación de las emociones propias (y ajenas).
La inteligencia emocional, se compone de varias capacidades. La más básica es la habilidad para identificar las emociones. La gestión de las mismas sólo puede darse desde su aceptación y reconocimiento porque, ¿cómo vas a gestionar una emoción que no sabes identificar o que rechazas? El siguiente paso sería el reconocimiento de las emociones ajenas, la base de la empatía. Más adelante, podría desarrollarse la capacidad para automotivarse, para perseverar, así como numerosas habilidades sociales de las que hemos oído hablar. Y todo ello tiene su base en algo tan simple (y a la vez tan complicado) como saber qué es lo que sentimos.
Nos han inculcado que las emociones negativas son malas, rechazables, pero no es así. Forman parte de la vida, de los momentos difíciles que todos vivimos de vez en cuando. Desde la negación, nada conseguimos. Hay una regla básica en psicoterapia: lo que se pone en palabras es manejable, lo que no se comprende o se reprime, se vuelve ingobernable. Basándome en esta premisa, propongo una serie de actividades destinadas a ayudar a los niños a encontrar palabras para poder expresar lo que sienten
Estimulación temprana:
Un bebé bien cuidado y estimulado, con el que hablamos y nos comunicamos a los 3 meses, habrá experimentado un gran cambio a los 6 meses; será un bebé activo, que explora su entorno y se comunica activamente para expresar sus necesidades; con el tiempo comenzará a utilizar palabras. Para acompañar bien a un bebé, no sólo debemos calmarles, debemos nombrar lo que sienten, hacer alguna alusión a sus sentimientos. Con esta sencilla pauta, sentamos las bases para la identificación de las emociones, el pilar de la inteligencia emocional.
Educación infantil. Actividades para niños de 3-6 años
TARJETAS DE EMOCIONES:
El objetivo es aprender a reconocer las emociones según las expresiones faciales y describir cada uno de los sentimientos. La clave es aportar palabras con las que describir cada estado emocional. Con los niños pequeños debemos utilizar pocas palabras, ser muy breves.
Para ello necesitaremos una cartulina grande, que cortaremos 4 trozos, en los que vamos a pegar una carita que exprese cada emoción: contento, enfadado, triste y asustado. Por nuestra parte, escribimos cada una de las emociones en letras bien grandes en otra cartulina o en la pizarra. Cuando comencemos a hablar de, por ejemplo, la tristeza, preguntaremos a los niños qué tarjeta creen que es la de la tristeza. Debemos adaptar el lenguaje y recursos a la edad de los niños.
Nota: Para los más mayores, habría que añadir emociones como vergüenza, nervios, celos o sorpresa.
Comenzamos describiendo cada emoción y animamos a los niños a que pongan en palabras lo que sienten en cada caso y en qué situaciones aparece (para conseguir ideas, recomiendo mirar el»Emocionario», fantástico libro). Vamos poco a poco, creando conciencia de cada emoción, como distinta a las demás. Con niños muy pequeños, es más adecuado utilizar el lenguaje del cuerpo, hablarles de cómo la tristeza se siente en el corazón, o preguntar dónde sienten la rabia. Qué se muevan y jueguen. Cuanto más se muevan, mejor.
Otro día, podemos completar esta actividad con el juego de las adivinanzas. Vamos sacando las tarjetas al azar, y preguntando qué emoción es, qué sienten, dónde lo sienten y en qué situaciones aparece.
Este ejercicio puede complementarse jugando los gestos. Pedimos a los niños que saquen una tarjeta al azar y pongan la carita que corresponde, para que los demás niños puedan adivinar qué sentimiento está representando. Así introducimos la empatía.
Educación primaria. Actividades para niños de 6-11 años
La actividad de las TARJETAS DE EMOCIONES es muy adecuada también a estas edades y la recomiendo, pero añadiendo emociones complejas (vergüenza, celos, sorpresa, orgullo, tranquilidad…). También son adecuadas las adivinanzas y los gestos. La diferencia está en que podemos trabajar con la descripción de las emociones en profundidad, y no de forma tan sencilla como con los niños de infantil.
TARTA DE LOS SENTIMIENTOS:
El objetivo es ayudar a los niños a identificar y normalizar las emociones asociadas a determinadas situaciones y a comprender cómo las mismas pueden afectar a su comportamiento. Se les explica a los niños que en nuestro corazón caben emociones muy distintas, que no siempre tenemos porqué sentir lo mismo y que cada persona es diferente. Si no se ha hecho previamente la actividad de las tarjetas, tocará describirlas ahora.
Se les anima a dibujar una tarta y dividirla en 6 u 8 porciones (como los quesitos del trivial). Se les pide que en cada porción escriban una emoción y una situación que la provocase. Luego pueden colorear la tarta y dibujar en cada porción lo que quieran. Es terapéutico permitir la libre expresión creativa, cada uno puede decorar su emoción como lo sienta.
Finalmente, pueden compartir su tarta con algún compañero y comentar. así favorecemos el desarrollo de la capacidad para reconocer las emociones ajenas. Si han decorado y dibujado sus porciones, pueden comprender visualmente cómo cada uno siente a su manera.
Educación secundaria: Actividades para mayores de 12 años
En secundaria funcionan muy bien los vídeos y escenas de películas para comentar, discutir o incluso representar en role-play después. Elegir material audiovisual en que el que el protagonista exprese varios sentimientos, para introducirles en la complejidad propia de la respuesta emocional.
Si no hay constancia de que se hayan descrito previamente las emociones, deberíamos elaborar tarjetas. Pero en lugar de poner caras, ponemos la descripción de esa emoción.Podemos dividir a la clase en varios grupos, cada uno de ellos representará un sentimiento, y tendrá que defenderlo, explicar para qué sirve y cómo puede identificarse en alguien. Se trata de que fomentar la aceptación de todas ellas como algo natural.
Una vez identificadas de manera aislada, se puede explicar cómo algunas veces, no sentimos sólo miedo, o tristeza, o alegría. Podemos buscar ejemplos de situaciones en las que alguien haya sentido tristeza o decepción, pero haya expresado ira. O en las que se hayan sentido orgullosos y felices a la vez. Para ello, vamos mezclando a los distintos grupos.
De nuevo, la complejidad debe adaptarse a su nivel de desarrollo. Con los de 12 años, el debate debería ser casi un juego.
Cuando los niños hayan aprendido a identificar sus emociones y a aceptarlas, podremos ir introduciendo la gestión de las mismas.
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