Cuando la personalidad se quiebra: los trastornos de personalidad

trastornos de personalidad

Toda experiencia temprana emocionalmente significativa, construye nuestra historia personal y las bases de quienes somos; cuando algo falla en algún punto crítico del desarrollo, puede quebrarse el proceso de formación de la propia personalidad. Vamos a hablar de un problema psicológico bastante grave, que suele ser causa de muchos otros: los trastornos de la personalidad.

 

La clasificación DSM de los trastornos de personalidad describe varias tipologías básicas. Pero en el mundo real, las cosas no son tan fáciles. Las personas no “encajan” en una u otra, sino que suelen presentar trastornos mixtos y rasgos mezclados; y lo más importante, sufren por ello, y eso es lo que debe importarnos.

 

Cuando vemos un trastorno de personalidad es porque algo falló en el proceso de formación de la misma; el sentido de si mismo, el ser y estar en las relaciones y la forma de ver el mundo (aspectos que se desarrollan dentro de una relación de apego segura y a largo de la infancia), quedaron profundamente alterados. A un trastorno de personalidad se llega por tres caminos:

  • Trastornos del apego: apegos inseguros o desorganizados.
  • Vivencias traumáticas durante la infancia: rupturas traumáticas de los lazos afectivos, abandono, maltrato, abuso sexual, negligencia…
  • Errores educativos y socioafectivos graves: autoritarismo extremo, sobreprotección exagerada, frialdad emocional…

Explico esto porque la clasificación que muestro a continuación no debe usarse para etiquetar a las personas, sino como una herramienta de apoyo que nos indique cómo podemos ayudar. Una forma de identificar algunas claves terapéuticas y enfocar el tratamiento. Las experiencias que los provocaron deben ser reelaboradas y sanadas, para después tratar otros síntomas y problemáticas.

 

 

¿RASGOS DE PERSONALIDAD O TRASTORNO DE PERSONALIDAD?

Un trastorno de personalidad no puede diagnosticarse a la ligera. Quienes los padecen no suelen detectarlos y creen que su sintomatología (ansiedad, depresión, celos, irascibilidad…), son la causa de sus problemas, en lugar de la consecuencia.

La dificultad radica en que todos tenemos ciertos rasgos de personalidad, patrones de pensamientos, sentimientos y comportamientos, formas de reaccionar y de relacionarnos, que permanecen relativamente estables en el tiempo. Son esos rasgos los que, en su conjunto, nos hacen ser quienes somos. Hay personas con rasgos disfuncionales que provocan sufrimiento. Esto, aunque es un problema, no constituye un trastorno de personalidad.

Los rasgos constituyen un trastorno, sólo si se dan en bloque (y no aparecen de manera aislada), son muy rígidos y provocan un malestar significativo, así como un deterioro de distintas áreas de la vida de la persona (laboral, social, familiar, pareja…). Esta forma de ser no aparece de repente, sino que viene desde la adolescencia.

 

 

CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

 

  • Trastorno paranoide de la personalidad: son desconfiados y suspicaces; en su infancia han aprendido que el mundo es un lugar malo, lleno de malas personas. Suelen interpretar las intenciones de los demás como maliciosas y se pasan el día sospechando de amigos, pareja, socios… Les cuesta establecer vínculos, pues no se fían de nadie. Suelen albergar rencores y nunca olvidan.

 

  • Trastorno esquizoide de la personalidad: son personas frías, distantes, introvertidas, con dificultad para las relaciones sociales. No desean ni disfrutan de las mismas, por lo que permanecen desvinculados de la realidad externa. Les dan igual tanto críticas como halagos. En su infancia han aprendido a aislarse y a desconectar de sus emociones, pues podían resultar “peligrosas”.

 

  • Trastorno esquizotípico de la personalidad: muestran fuertes distorsiones en el pensamiento y en la percepción, así como excentricidades en el comportamiento. Muestran ideas delirantes, creencias raras, supersticiones e ilusiones sensoriales (que no llegan a la alucinación). Su forma de expresarse es estereotipada y extraña. Son personas muy frías y distantes, desconfían y pueden padecer ansiedad social. Crearon una realidad paralela que les ayudase a sobrevivir en una infancia hostil.

 

  • Trastorno antisocial de la personalidad: patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás. Son deshonestos, irritables, agresivos. Ha habido un claro fracaso para adaptarse a las normas sociales. Carecen del sentimiento de culpa o remordimientos y hay graves fallos en la empatía. Hubo fallos socioafectivos severos y posiblemente traumas.

 

  • Trastorno límite de la personalidad: fuerte inestabiliad en las relaciones sociales (pasan del amor al odio rápidamente). Son impulsivos, irritables, hipersensibles y su estado de ánimo fuertemente inestable; suelen involucrarse en conductas de riesgo (sexo, drogas, gastos…). Ha fracasado el proceso de construcción de su identidad, por lo que su autoimagen también es muy inestable (un día se sienten los reyes del mundo y al siguiente se desprecian). Los cuidados que recibieron en su infancia fueron insuficientes o inestables y buscan llenar esos vacíos durante su vida adulta; pero nunca es suficiente, por lo que sufren ellos y quienes les rodean. Suelen mostrar dependencia emocional y pánico al abandono. Todas sus heridas emocionales permanecen abiertas y siguen doliendo.

 

  • Trastorno histriónico de la personalidad: patrón de excesiva emotividad y búsqueda de atención extrema. Muestran una conducta teatral, dramática, exagerada. Sus relaciones personales se caracterizan por la superficialidad, el egocentrismo, la hipocresía y la manipulación, aunque las creen más íntimas de lo que son. Sus emociones están al servicio de sus objetivos y suelen acusar fuertes carencias afectivas durante su infancia, aunque no las reconozcan.

 

  • Trastorno narcisista de la personalidad: grandiosidad y autoestima exagerada, necesidad de atención y admiración y ausencia de empatía. Fuertes sentimientos de superioridad, exageran sus logros y conocimientos. Soberbios, creen merecer un trato especial haya donde van. Pero en el fondo su autoestima está dañada, son muy sensibles a las críticas y suelen estar enfermos de envidia. Algo falló seriamente en el desarrollo de su autoestima.

 

  • Trastorno de la personalidad por evitación: muestran fuertes sentimientos de inferioridad e hipersensibilidad al rechazo y a la evaluación negativa. Tienen un profundo miedo a ser humillados, por lo que evitan numerosas situaciones sociales y de la vida diaria. Su autoestima es muy baja y suelen retraerse en sus relaciones. Hay profundas heridas en su interior, probablemente experiencias de humillación y rechazo durante la infancia.

 

  • Trastorno de la personalidad por dependencia: necesidad excesiva de que se ocupen de ellos y asuman sus responsabilidades y decisiones; pueden llegar a ser incapaces de valerse por si mismos. Esta necesidad de protección y el terror a ser abandonados, ocasiona comportamientos de sumisión y dependencia. Suele enganchar una relación con otra. La base de todo esto está en una profunda falta de confianza en sus propias capacidades; nunca aprendieron lo que podían hacer por si mismos, bien por negligencia, bien por sobreprotección.

 

  • Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad: patrón general de preocupación por la perfección y el orden. Son obstinados, rígidos y poco espontáneos. Devoción al trabajo, en el que invierten gran cantidad de tiempo debido a sus elevadas exigencias y a su obsesión por la organización. Suelen sentirse incómodos en situaciones que escapan a su control, por lo que tratar de manipular a quienes les rodean para que se sometan a su manera de hacer las cosas; esto, junto a su dificultad para expresar emociones de ternura y amor, hacen complicado tener relaciones positivas y sanas. De hecho, no suelen disfrutar en muchas situaciones sociales y de ocio. Suele asociarse a estilos educativos autoritarios, aunque puede haber otras causas.

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febrero 22, 2016

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