10 razones para no pegar a los niños nunca
LA VIOLENCIA SóLO ENGENDRA VIOLENCIA
Aunque cada vez somos más personas las que tenemos claro que no se debe pegar a un niño, por desgracia aún se trata de una práctica bastante extendida y aceptada en nuestra sociedad. Creo que el problema es que se desconocen los riesgos que implica para el desarrollo socioafectivo del niño; y la existencia de algunas creencias falsas, bastante arraigadas, sobre sus beneficios. Escribo este post para aportar otro punto de vista más realista sobre este asunto.
Si preguntamos a alguien qué opina sobre golpear a un ser querido, te dirá que le parece mal. Si matizamos que es a nuestro hijo y que lo hacemos para corregir un mal comportamiento, de alguna manerase suaviza su contestación. Es curioso cómo la gente se lleva las manos a la cabeza ante los casos de acoso escolar, violencia de género y demás agresiones, sin darse cuenta de que todo empieza con la crianza de los niños de hoy.
Si crecen aceptando que la violencia es parte natural de la vida, ¿qué esperamos ver luego? Puede que no se conviertan en personas violentas pero para ellos, cierto nivel de agresión, aunque inaceptable, será parte natural de la vida; algo contra lo que no se puede hacer nada. Testigos mudos de la violencia de este mundo.
Para aclararnos sobre lo que es el castigo físico, Save the Children , en su campaña “Educa, no pegues”, lo definió como “el uso de la fuerza causando dolor, con el propósito de corregir la conducta no deseable del niño”.
Muchas personas defienden que “una bofetada a tiempo o un cachete” no es maltrato. Yo matizo que sí lo es, pero que en el maltrato también hay grados; una bofetada es leve, una paliza es muy grave; el maltrato grave provoca traumas; un cachete, una vez en la vida, no traumatiza a nadie. Pero eso no lo convierte en algo positivo; eso no significa que no duela, que no asuste, que no dañe la confianza que tu hijo tiene en ti. Y lo peor es que muchas veces los que hablan de la famosa “bofetada a tiempo”, suelen recurrir a ella con frecuencia. Y os diré que eso empieza a subir en la escala de gravedad y sí va a tener consecuencias.
10 Razones para no pegar a un niño NUNCA:
- Porque duele: parece evidente, ¿verdad? Además, nadie ha podido demostrar a día de hoy que experimentar dolor físico guarde relación alguna con el desarrollo de la conciencia ni de los valores morales.
- Se trata de una incongruencia educativa: las incongruencias provocan dudas y confusión en los niños, dificultando su educación. Analiza esta escena: un niño pega a su hermanito y entonces mamá o papá le pegan a él mientras le dicen “pegar está mal, no lo vuelvas a hacer”. Cuando los psicólogos hablamos de las inconsistencias educativas, esta es una de las más frecuentes y dañinas.
- Es educativamente contraproducente: para que un niño se aprenda, necesita tener sensación de confianza y seguridad, por lo que el castigo físico es contraproducente; sólo provocará nerviosismo, miedo y angustia, estados emocionales desde los que cuesta tener un comportamiento positivo y natural, abierto al aprendizaje.
- No enseña nada bueno: no enseña a los niños a respetar a sus padres, sino a temerlos. Puede que aprendan a comportarse bien en su presencia, pero no interiorizan ninguna norma moral, ni mucho menos un respeto saludable. A golpes conseguimos que se sometan pasivamente a la autoridad, que se sientan víctimas de unas normas que no comprenden. Los niños golpeados van a obedecer sólo cuando son vigilados, sin interiorizar ningún trasfondo educativo.
- Les enseña que la violencia es modo adecuado de resolver los problemas: les estás enseñando, en cambio, una lección muy interesante. Les enseñas que la violencia es un buen método para resolver sus problemas, que está bien utilizar la fuerza para resolver los conflictos. Si los cachetes o bofetadas son una opción educativa frecuente, les estás enseñando que la fuerza física vale más que las palabras; que pueden imponerse al más débil o que, si alguien es más fuerte que él o ella, tiene derecho a hacerle daño. Imagina el modelo de relación que están adquiriendo.
- Las personas que han sido castigadas físicamente, tienen una probabilidad elevada de tener problemas de salud mental: varios estudios publicados en la revista “Pediatrics”, revelaron que los castigos físicos no abusivos, como los azotes o las bofetadas, provocaban problemas a largo plazo tales como ansiedad, abuso de sustancias o desórdenes mentales relacionados con la inestabilidad emocional; también se encontraba relación con problemas de inadaptación y antisocialidad.
- Daña a la autoestima: un niño va desarrollando su identidad a través de la imagen que sus padres reflejan de él, son como un espejo en el que el niño aprende a conocerse. Si le gritan y reprenden con agresividad y violencia, no le quedará más opción que pensar que hay algo malo en él, pues quien debe amarle, le daña. Cuanto más pequeño sea el niño, más terrorífica será la vivencia de un castigo físico, por lo que la sensación de ser malo o inadecuado, podría quedar grabada a fuego en su personalidad.
- Dejan heridas emocionales: cuando pegas a tu hijo, se siente abandonado, rechazado, humillado y dolido. Aunque no le pegues con frecuencia, cada vez que lo haces, tu hijo debe enfrentarse a la terrible realidad de aceptar que quien más le quiere en este mundo, también le hace sufrir.
- Se asocian a problemas de conducta: los niños que han sido educados mediante castigos físicos, tendrán más probabilidades de mostrar rebeldía, agresividad y ansiedad. Si se normalizan las agresiones, los niños van a aprender que en mundo la violencia es normal, dando al mundo lo que han recibido de él durante sus primeros años.
- Dañan el vínculo: cada vez que pegas a tu hijo, pierde un poco más la confianza en ti. Vuestro vínculo se resquebraja. Empezará a alejarse emocionalmente, a no comunicarse, a mentir. A la larga, vuestra relación podría quedar dañada de raíz.
En resumen, dañar física o verbalmente, gritar, insultar, humillar o atemorizar a nuestros hijos nunca debe ser la opción a elegir para su educación. Esas pautas educativas son muy perjudiciales para el desarrollo socioafectivo de los niños y no aportan ningún valor educativo. Muchas veces, se golpea al niño porque se carece de autocontrol, o porque no se tienen herramientas para gestionar un conflicto.
No pegues a tu hijo, enséñale a resolver sus problemas de otra manera. Le harás más feliz y contribuirás a crear un mundo un poco mejor.
Si te ha gustado este artículo y quieres estar al tanto de otras publicaciones similares, síguenos en:
Facebook: www.facebook.com/helenaariaspsicologa/
Twitter: @HAPsicologia
Deja una respuesta