Aprender de nuestros errores
¿PODEMOS APRENDER DE NUESTROS ERRORES?
Errar es humano, creo que no conozco a una sola persona en este mundo que no se haya equivocado nunca. Los errores forman parte de la vida y la experiencia, son fuente de sabiduría y desarrollo personal; puede que estamos cansados de oírlo, pero es cierto. La capacidad personal que se encarga de ayudarnos a aprender de nuestros errores, dificultades e incluso tragedias de nuestra vida tiene nombre: resiliencia.
Y aún así, cada vez que metemos la pata, que hacemos algo mal, que cometemos uno de esos errores, nos sentimos culpables, arrepentidos, avergonzados, o simplemente idiotas. Pero existen otras maneras de afrontar estas situaciones de fracaso; es bien sabido que las personas inteligentes no son las que no se equivocan, sino las que sacan algún provecho de esa equivocación.
Antes de seguir, hago un llamamiento a la calma; nos bombardean con la frase “de los errores se aprende”, pero esto no siempre sucede. No todo el mundo aprende de sus errores, o al menos, no tiene porqué aprender a la primera. A veces hace falta tropezar siete veces con la misma piedra para aprender la lección. A veces, lo único que podemos aprender de una mala situación, era que estábamos en un camino que no llevaba a ningún lado. Si te ha sucedido no te preocupes, es más normal de lo que te imaginas.
Lo primero a tener en cuenta es la necesidad de despojarnos del perfeccionismo, del orgullo, del miedo al ridículo o de los dramas. Si podemos liberarnos de esas pesadas losas, nos levantaremos rápidamente y podremos seguir adelante.
Ahora bien, ¿cómo podemos realmente aprender algo de nuestros errores? Te dejo una serie de consejos para ello:
- Deja de vivir la vida como un desafío. La vida no es luchar, la vida es vivir, disfrutar, crecer, amar…la lucha es para momentos puntuales.
- No seas perfeccionista: no se puede ser el número uno en todo. Eso es imposible. Y no temas cometer errores. Muchas personas evitan emprender acciones tan solo por el miedo al fracaso o a la no perfección; destierra esas ideas, cada uno llega hasta donde llega, todo es empezar.
- No todos los días nos vamos a encontrar en las mismas condiciones físicas, cognitivas y emocionales: Puede que tuvieras un mal día o incluso una mala semana. Por ejemplo, si estabas agotado del trabajo, es normal que no reaccionases bien ante un problema con tu pareja, familia o amigos. Si tenías problemas emocionales, es normal que pudieras cometer un error en el trabajo. Analiza qué te sucedía y pon soluciones al problema de base.
- Conócete a ti mismo: muy en relación con lo anterior, en la medida en que sepas qué situaciones te afectan, podrás prever tu reacción, podrás anteponerte a ello. Ser consciente de nosotros mismos, siempre va a ser positivo.
- Cultiva tu autoestima y fomenta emociones positivas: el error no te convierte en inútil, fracasado o mala persona. Se justo contigo mismo y no te fustigues demasiado. Adoptar una actitud positiva no va a resolver tus problemas, pero la actitud negativa tampoco, y además dañará tu autoestima y tu equilibrio emocional.
- Sé realista: conoce tus capacidades y aprovéchalas; pero se consciente de tus límites, todos los tenemos. Acepta cómo eres, busca soluciones si las hay, pues no siempre es así, y enfócate hacia aquello que realmente sientes que puedes y quieres hacer.
- Pide perdón: si has hecho daño a alguien que te importa y realmente estás arrepentido, discúlpate. Pero recuerda, el primero que debe perdonarse, eres tú mismo.
- Perdonarse a uno mismo no significa justificar el error: muchas veces tratamos de buscar una explicación racional que justifique lo que hemos hecho mal, así salvaguardamos nuestra autoestima y nos sentimos mejor. Cuando justificamos nuestras malas acciones, no afrontamos lo que hemos hecho y podemos seguir repitiéndolas una y otra vez. A veces, culpamos a otros de nuestras equivocaciones. Asumir nuestras equivocaciones nos ayuda a aprender que la mayoría de las cosas que nos suceden dependen de nosotros mismos, para bien y para mal
- No tengas miedo: lo hecho, hecho está, ya no lo puedes cambiar, pero puedes intentar que no vuelva a sucederte. Sal ahí fuera y vuelve a intentarlo, pero de otra manera diferente.
Si te ha gustado este artículo y quieres estar al tanto de otras publicaciones similares, síguenos en:
Facebook: www.facebook.com/helenaariaspsicologa/
Twitter: @HAPsicologia
Deja un comentario