La autocrítica destructiva: cuando el ataque viene de dentro

AUTOCRÍTICA DESTRUCTIVA Y DAÑO A LA AUTOESTIMA:

Nuestra voz interior nace de los mensajes recibidos durante nuestra infancia y adolescencia. Los castigos severos, los insultos y las evaluaciones negativas, la pueden volver destructiva

 autocrítica destructiva

Todos tenemos una voz interior crítica. Ser capaz de hacer autocrítica constructiva cuando uno se equivoca es signo de salud mental; ya sabes, rectificar es de sabios. Pero, ¿qué sucede cuando esa crítica interna te ataca y juzga con dureza? ¿Cuándo es constante? ¿Qué sucede cuando la autocrítica se vuelve destructiva?

 

Lo que hace la autocrítica destructiva es envenenarte poco a poco. Tiene un radar muy preciso para lo negativo. Rastrea todos tus fracasos y tus errores, así como cualquier problema futuro, pero las cosas buenas de tu vida no le interesan para nada.

 

La autocrítica destructiva te exige un nivel de perfección inalcanzable y se pasa el día comparando lo que eres, con lo que ella quiere que seas. Es la que te dice que vas a hacer el ridículo, que te van a echar del trabajo, que eres estúpido, torpe, feo o que tu vida es un fracaso. Pero eso no es lo peor. No. La crítica se mete en tus relaciones para informarte de que tu pareja te va a abandonar, que tus amigos están hartos de ti y que le caes mal a todo el mundo. Pone en boca de otras personas lo que te quiere decir; cuando crees que alguien piensa que eres imbécil, en realidad es tu autocrítica destructiva insultándote.

 

Esta voz interior lleva tanto tiempo contigo que sus ataques están entrelazados con el torrente habitual de tus pensamientos. Estás tan acostumbrado que no lo identificas, pero sus mensajes te llegan y te hacen daño. Mucho daño.

 

En ocasiones, cuando consigues algo bueno en tu vida, la crítica sale de las profundidades del inconsciente para recordarte lo que salió mal en otros momentos o para lanzarte insultos que hacen que tu autoconfianza se tambalee.  No elige esos insultos al azar, como veremos ahora, la crítica interna (constructiva y destructiva) se construye en base a los mensajes que ciertas personas significativas nos lanzaron durante nuestra infancia y adolescencia.

 

 

¿CUÁNDO NACE LA VOZ CRÍTICA?

 

Esa incómoda vocecita nace durante la infancia temprana por las experiencias de socialización del niño con sus padres. Los padres te premian y abrazan cuando haces algo “bueno” y te reprenden cuando haces algo “malo” y, partir de ahí, vas desarrollando tus propios valores, tu autoestima y tu identidad.

 

Hay que explicar a un niño lo que está bien y lo que está mal, pero no todas las formas de hacerlo son positivas. Mediante unos límites respetuosos, consistentes y razonables la personalidad sale fortalecida, se desarrolla la capacidad de autocrítica sana y unas buenas capacidades emocionales. Pero los estilos educativos autoritarios, violentos, negligentes, culpabilizadores o incongruentes, dañan las bases mismas de la personalidad, de la gestión emocional y del establecimiento de relaciones futuras. Y, además, convierten tu voz interior en algo tóxico.

 

Un niño va desarrollando su identidad a través de la imagen que sus padres reflejan de él; si le dicen que es malo, torpe o exasperante, el niño creerá que es malo, torpe o exasperante, pues sus padres son como un espejo en el que el niño se reconoce a sí mismo (Fonagy y Bateman, 2008); ese adjetivo pasará a formar parte de su identidad y su crítica interna lo registrará en su memoria para futuras ocasiones. Si le gritan y le reprenden con agresividad o desprecio, no le quedará más opción que empezar a pensar que hay algo malo en él, pues pensar que hay algo malo en sus progenitores es demasiado amenazador

Cuanto más pequeño es el niño, más terrorífica es la vivencia de un castigo o rechazo paterno. La aprobación paterna es cuestión de vida o muerte para un niño, pues depende de sus padres para la supervivencia física y emocional. Todos los niños retienen en su recuerdo (consciente o inconsciente) estos momentos en los que fueron rechazados.

 

La voz interna crítica, bien podría ser la voz de nuestro padre o madre; una voz que retumba en nuestro interior, haciéndonos reaccionar, de algún modo, con el temor de aquel niño que creyó perder el amor de la persona más importante de su vida.

 

Que situaciones de la infancia crean la autocrítica destructiva (McKay, 1991):

 

  • La frecuencia de los mensajes negativos y de los castigos: Cuantas más veces sea castigado y etiquetado negativamente, más crecerá su autocrítica destructiva.

 

  • La intensidad y dureza de las descalificaciones y castigos: Cuanto más fuertes o severos fueron los castigos para un niño, más profunda será la herida que dejan.

 

  • Cuando se castiga en base a necesidades personales y no en base a principios morales consistentes: imagina un niño jugando por la casa, corre, ríe y hace ruido. Su padre está agotado y necesita echarse una siesta, así que lo reprende violentamente. El niño asociará una situación tan natural como jugar, con maldad y pérdida de afecto, dejando una terrible huella en su autoestima y, probablemente, sentando las bases para un perfeccionismo patológico.

 

  • La falta de congruencia: si ante un comportamiento inadecuado, el niño es severamente castigado algunas veces y otras es ignorado, caerá en la confusión, no entenderá que la causa de los castigos son por su comportamiento y llegará a una triste conclusión: el problema debo ser yo.

 

  • Cuando los padres no distinguen entre conducta e identidad: si un niño rompe algo y le dicen que es torpe, recibe el mensaje de que tanto su conducta como él, son inadecuados. No aprende la diferencia entre lo que uno hace y lo que uno es y, en el futuro, cuando cometa un error, su crítica le atacará implacablemente a él, sin permitirle comprender que las personas válidas también se equivocan.

 

Estos estilos educativos son perjudiciales para el desarrollo de muchos aspectos de la personalidad. En este artículo nos hemos centrado en la autocrítica destructiva. En siguientes artículos iremos viendo cómo afectan determinadas conductas sobre otros aspectos esenciales del desarrollo.

 


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Bibliografía:

McKay, M (1991). Autoestima: Evaluación y mejora. Ed: Martínez Roca

Fonagy, P., y Bateman, A. (2008). The Development of Borderline Personality Disorder – A Mentalizing Model. Journal of Personality Disorders, 22 (1)

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